I’m on the way to the promised land
I’m on the highway to hell
highway to hell
I’m on the highway to hell
highway to hell
don't stop me (AC/DC 1979)
“Autopista al Infierno” se abrió en diciembre de 1984. En plena eclosión de la escalada deportiva en Montanejos, y en muchas otras partes. Desde el principio fue considerada como una extraña rareza que, de alguna manera se salía de los cánones de la época y el lugar. A su vez fue adquiriendo un halo de misterio y sin repeticiones conocidas se contaban tétricas historias sobre la misma.
Una obra maestra en Montanejos: Autopista al Infierno
Una obra maestra en Montanejos: Autopista al Infierno
Croquis original de la vía
Quizá sea necesario hablar algo sobre los aperturistas: J.L. Moreno, J.L. Sasot y X. Rodríguez.
Los dos primeros, ese mismo año, habían abierto la que hoy en día es una de las grandes clásicas de dificultad de Montrebei: Tempestad Nocturna. Solo hay que repasar guías de Vilanova, Monserrat y otras zonas de Cataluña para darse uno cuenta del estilo, calidad y dificultad de las vías que abrieron en esa década.
J.L. Moreno junto con Sergio Martínez, Juan Carlos Aldeguer y Joan Tomás , ese mismo año venía de haber conseguido una primera ascensión al Baghirati III. Vía Estrella Imposible – 1200 m ED A3+ en el Himalaya de la India. Ascensión que por otra parte tuvo una gran repercusión mundial en el ámbito del alpinismo. En año anterior, junto con Joan Tomás y Carles Vallés (pido disculpas si se me escapa alguien) había abierto en los Andes otra vía en la Norte del Huascarán con más de 1000 m de recorrido y dificultades extremas. Finalmente en la primavera de 1985 hollaría la cima del Everest con la expedición catalana.
Resumiendo, lo más potente de la escalada en España de la época habían venido a Montanejos a trazar un recorrido audaz, vertiginoso y de una calidad indudable.
No exagero si digo que llevaba casi dos décadas detrás de esta vía. Tras su apertura y con el croquis en mis manos consideré que ésta se escapaba de mis posibilidades por lo que archivé el mismo en la carpeta de las vías imposibles.
En el año 1996 estuve una temporada escalando con Paco “Litri” y en alguna ocasión hablamos de la única repetición realizada hasta la fecha. En el año 95 Paco y el Pato, habían repetido la vía. Hay que tener en cuenta en por aquella época ambos habían escalados 8a y se movían con gran solvencia en vías de pared. Paco, entonces, me comentó que la vía era dura pero muy buena.
Pasaron los años, la vía seguía ahí, pero yo orienté mis escaladas a otras zonas y posteriormente casi abandoné la escalada, más que otra cosa por frustración, no encontraba gente para escalar en pared y me dediqué a otros menesteres.
Durante algunos años mi actividad en pared se redujo a unas pocas ascensiones al año lo que impedía que tuviera un mínimo nivel para acometer empresas de cierta envergadura. De hecho a finales de la primera década del siglo XXI estaba convencido que mi vinculación con la escalada se reduciría a repetir clásicas de moderada dificultad y cada vez con menor frecuencia.
Pero como el futuro nos depara sorpresas, algunas agradables. En 2011 conseguí engancharme otra vez y sentí como era inoculado en mi cuerpo el veneno de la escalada de dificultad y compromiso.
Tras unos meses centrado en otras zonas, “La Autopista” volvió a aparecer como uno de mis objetivos más deseados.
Cuando le comentaba a alguien la posibilidad de repetirla, la constante era una mirada de escepticismo y el sempiterno comentario de que esa vía estaba muy rota.
Como ya habían pasado casi tres décadas al mismo tiempo de realizar una repetición a la misma me planteaba reequipar las reuniones y sustituir aquellos seguros permanentes que estuvieran ya en mal estado, siempre manteniendo la esencia original de la vía.
Al final y tras muchos amagos había llegado el día. En principio íbamos a ir: Diego, Ramón y yo, pero el viernes recibí una llamada de Diego para decirme que un pinchazo en la zona dorsal lo tenía inmóvil e incapaz de realizar cualquier actividad. La noticia me cayó como un jarro de agua fría, pero como la maquinaria ya se había puesto en marcha no había lugar a marcha atrás.
Así el sábado cargados como burros nos dirigimos por el Barranco de la Maimona hasta pie de vía. Llevábamos un exceso de material debido a un error mío en la interpretación del croquis original, pues en el mismos se marcan los seguros permanentes con un círculo blanco y en mi bisoñez pensé que eran todos buriles.
La parte de abajo recorre una zona de cuevas, desplomes y repisas con roca variable, de crocanti a arenosa en un corto tramo. Hasta la repisa común con la Luna el croquis original marcaba 5 largos que resolvimos en 2, aunque es más recomendable respetar las reuniones marcadas en el croquis que al final se adjunta.
En esta primera parte sustituimos dos buriles en largo por parabolts y montamos una reunión. En otra solo tuvimos que poner un bolt, pues alguna cordada ya había puesto otro parabolt de 12 mm ¿?.
En esta parte el equipamiento se completa con puentes de roca (cambiamos los cordinos) y algún cacharro que pueda poner aunque la roca no da muchas opciones. En cualquier caso en la parte inferior salvo el tramo de la entrada en el resto la dificultad no aprieta.
La vía cambia de cariz tras la repisa. Empieza con un A2 laborioso para luego remontar un diedro muy tieso que habrá que equipar con cacharros. El quinto largo, el más asequible remonta en tendencia a la derecha unas placas donde el único seguro es un puente de roca mediocre. La reunión se hace en una especie de repisa sobre bloques sueltos, muchos de los cuales acabaron en el fondo del barranco tras nuestro paso.
Los dos últimos largos son, sin duda, los más exigentes. El 6º supera un diedro que se va desplomando hasta salir a una placa donde durante un rato estuve sin saber por donde seguir. Vertical, sin agarres ni posibilidad de meter nada. Al final la única opción de continuar era seguir por donde hubiera querido evitar. Un bloque empotrado con no muy buena pinta marcaba la única vía de paso. Tras acercarme al mismo y darle unos golpecillos con la maza, el sonido que me devolvió la roca me resultó de lo más desagradable. El bloque, armario para ser más exactos, está encajado sobre un diedro algo desplomado y aunque no se caerá posiblemente en años, da mucho palo. De hecho cuando metí el primer tótem para colgarme tuve que contener la respiración e ir dejando caer sobre el mismo lentamente mi peso. Como aquello aguantó y no hizo ruidos raros ya pude respirar y colocar varios cacharros más para salir en libre protegido de los aliens verde y azul.
La sexta reunión es una repisa exigua sobre roca quebradiza. Tras asegurarme a un clavo tanteé la roca para poner un par de parabolts y cual fue mi sorpresa al comprobar que diera igual donde golpeara con la maza la roca sonaba desagradablemente hueca. Al final conseguí, creo dejar una reunión decente.
El último largo comienza con una travesía fácil para ponerse debajo de una zona ligeramente desplomada con roca bastante quebradiza. En el tramo hay que poner un montón de cacharros y aunque no entran mal, en muchos casos son en agujeros u oquedades con roca dudosa por lo que conviene ir con tiento. En la parte final conseguí estacar una p hasta la oreja que ya me dio la tranquilidad para salir en libre y por fin montar la última reunión en un pino de más que generoso diámetro.
Tras ocho horas de escalada nos damos la mano junto al citado árbol. Como llevábamos mucho material y dos petates ¿? Decidimos rapelar por la vía Obsesión (Fue una total equivocación). Los rápeles no caen en vertical y obligó a maniobras trabajosas y en algún caso algo arriesgadas. Total que lo que hicimos para ganar tiempo nos supuso más de dos horas de bajada hasta el barranco.
Ya entrados en otoño la noche cayó sobre nosotros sin que nos diéramos cuenta. Recogimos bártulos y vuelta a la civilización.
En mi caso en particular, la vía me había dejado hecho unos “zorros” y la vuelta se convirtió en un suplicio solo aliviado por la llegada de Javi Nieto que tuvo el detallazo de venir a ayudarnos y cogernos parte de los trastos.
Cuando salí de la vía lo primero que pensé es que había hecho la mejor vía de Montanejos: Dura, comprometida y obligada. No obstante, he preferido dejar pasar unos días y que los sentimientos y sensaciones del momento pueda analizarlas desde otra óptica.
El martes tras expulsar unos cuantos sapos y culebras tras una hora corriendo llamé al “Litri” para contarle la repetición. Coincidió conmigo en la calidad de la vía y en los calificativos que aparecen en el párrafo anterior.
También coincidió en que la vía debe mantener su carácter. Se han reequipado las reuniones y sustituido dos buriles y en los largos de artificial se han dejado 6 clavos que permitirán a futuras cordadas repetir la vía sin maza ni clavos, pero en cualquier caso, creo que el carácter de la vía ha quedado intacto.
Termino. Vía super recomendable para cordadas que gusten de la escalada de pared, dura y comprometida. No dejará a nadie indiferente. Yo la pienso repetir, con Diego, Fredo y con quien quiera venir. Animo a la gente de Alicante a venir, pues no se verán decepcionados. Ahora a bote pronto pienso en : Miguel Valderrama, Bibe, Javi “Mercury”, Roy, Don Manuel y siendo si se me queda alguno en el tintero. Gente como Javi y Roy además pueden tener el aliciente de hacerla toda en libre. Creo que el Pato y el Litri en su momento así ya lo hicieron.
Una obra maestra en Montanejos: Autopista al Infierno
Una obra maestra en Montanejos: Autopista al Infierno
Material: Doble cuerda imprescindible. 14 cintas. Juego de aliens, juego de Camalots hasta el 3.5 y juego de tótems. Nosotros repetimos aliens verde y azul. En caso de no tener dos de cada un juego de empotradores puede ayudar.
Pues nada. Animaros a que la repitáis.
PS1
Si alguien la repite antes que yo y encuentra un tótem verde que no se ponga a dar saltos. Es mío.
PS2
Última estrofa de la canción homónima de AC/DC del año 1979
I’m on the highway to hell
(highway to hell) I’m on the highway to hell
(highway to hell)
and I’m goin' down
all the way
I’m on the highway to hell
