El miércoles de la semana pasada, o quizá fue el martes, qué más dará. Pues eso que un día de los mentados recibí un mensaje de Diego. Era escueto pero directo: “¿Border Line?”. La respuesta fue igual de escueta: Ok.
El plan para el sábado estaba fijado. Llevábamos ya tiempo con muchas ganas de poder ir a la Oeste e intentar este rutón. Entre unas cosas y otras el tiempo pasaba y la vía estaba ahí, esperando y nosotros, en ocasiones, desesperando.
Me habían dicho que era una buena ruta, pero no me imaginaba lo que el sábado me iba a encontrar.
El viernes concretamos hora. En el peaje de Oliva a las 7. Como yo no tenía coche me tocaba coger la moto lo que en principio no era inconveniente, pero cuando pensaba en el palizón y la vuelta a Valencia ya me entraban ciertas dudas. De hecho, la jefa que pensaba que me iba a Montanejos, me leyó la cartilla cuando le dije que me iba en moto. Pero como es buena y consentidora al final asintió.
Como dicen los grandes alpinistas una ventana de buen tiempo se había abierto y la ocasión la pintaban calva para ir a la oeste del Puig Campana. La previsión con temperaturas suaves y alguna nube al mediodía no podía ser más halagüeña.
Como no todo son ventajas comentar que en los ochenta kilómetros que separan Valencia del peaje de Oliva pasé más frio que un tonto. No pensaba que de buena mañana fuera a hacer temperaturas tan bajas y mi equipación era del todo primaveral.
Sin perder tiempo paso los trastos al coche de Diego y en dirección a Finestrat donde como es habitual en el único bar que encontramos abierto tomamos un café de sabor irreproducible, más bien repugnante, pero en este país es lo que hay.
A las ocho y cuarto iniciamos la aproximación. Cada uno en sus pensamientos. En mi caso, como siempre van surgiendo dudas y miedos: ¿Estaré a la altura de la vía? ¿No nos tirará para atrás? En cualquier caso la decisión está tomada y al final según el cuerpo va entrando en calor las dudas se van disipando.
Llegamos a pie de vía y como no hay más que hablar empieza Diego pues el último día me tocó a mi.
El primer largo ya te pone las pilas. Te coge frío y además, sin duda tiene el pasaje más duro de toda la vía. Así que con mucha técnica y decisión nos trincamos a lo poco que hay para pasar.
El segundo largo supera una placa lavadilla algo más difícil de lo que marca el croquis pero que se deja hacer.
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Entre Bordes anda el juego
Entre Bordes anda el juego
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Superamos una pequeña campa y nos ponemos en la vertical del tercer largo. Aquí la cosa ya cambia. Interminable fisuras recorren los muros en los sucesivos largos que vamos a ir enlazando.
Conforme vamos subiendo la vía gana en calidad y belleza. Los largos mantienen una tónica de dificultad mantenida, el equipamiento es escaso o nulo y el cacharreo es continuo.
Tras un largo de transición llegamos a la segunda campa donde hay que currarse una buena cuesta para ponerse en la base de la Agulla de la Ungla. Junto con el último largo quizá aquí nos encontramos los mejores largos de la vía. El primero un muro vertical recorrido por una fina fisura que obliga a emplearse a fondo. Un auténtico tiradón.
La siguiente secuencia da una idea del largazo.
El séptimo empieza con un buen apretón y acaba con otro del mismo estilo. Otro tiradón y sobre roca inmejorable.
El siguiente largo empieza en travesía donde encontramos el único seguro de todo el largo.
Tras franquear la misma me encuentro con un diedro fisurado ligeramente desplomado y con una pinta infame. Le pregunto a Diego si el largo sigue por un diedro. Su respuesta afirmativa no me tranquiliza nada, pero en fin, ya veremos cómo resolvemos el envite. En opinión de ambos éste quizá es uno de los largos más difíciles. Una fisura de dedos con movimientos muy técnicos y donde hay que saber encontrar los apoyos para parar y proteger nos obligan a emplearnos a fondo.
Al final y con cierta incredulidad por mi parte soy capaz de encadenarlo a vista.
Al rato aparece Diego bufando. Hemos llegado arriba de la Agulla y lo que tanto nos ha costado subir, ahora lo tenemos que bajar.
Desde aquí se ve la placa y el techo del décimo largo y lo cierto es que la vista no resulta nada tranquilizadora.
Primero un rápel de 35 m nos pone en la base de la siguiente aguja.
Un largo algo menos apretón, pero no fácil, no pone a la izquierda del placón que cae sin solución de continuidad del gran techo del décimo largo.
Entrar en la placa tiene su gracia. A partir de ahí, primero un tramo de gotas de agua, bestial, sublime, increíble. Se me acabarían todos los apelativos. La sección tiene cuatro parabolts pero aquí no regalan nada. Entre el primero y el segundo hay todo un mundo y conviene concentrarse y templar pues una caída, aunque limpia, supondrían un buen “cañonazo”.
Tras las gotas de agua viene una sección de dientes de coral y luego la travesía del techo. Impresionante largo.
Diego llegando a la décima reunión.
El siguiente largo supera una fisura ligeramente desplomada para ya salir a terreno más amable, aunque algo más difícil de lo que pone en los croquis.
Al final tras 8 horas intensas de escalada hemos llegado al final de Border Line. Estamos satisfechos, cansados y conscientes de haber hecho una de las mejores vías de nuestra vida.
Pero esto no ha acabado. Un corto rápel nos permite enlazar con la vía Gafe. Dos flechas en rojo sobre la pared indican los dos posibles caminos a seguir.
A la derecha el perfil de Entorns.
Como no todo iba a ir rodado tomamos el camino de la derecha y nos metemos en un berenjenal.
Luego sabremos que Josem y Javi Palomares también se metieron en el mismo lío. La diferencia es que ellos están mucho más fuerte que nosotros y como dice Javi en la piada pasaron jugándose una visita al hospital. En nuestro caso como ya habíamos estado en el hospital en enero y no era cuestión de repetir la experiencia con buen juicio decidimos recular y buscar el itinerario correcto.
El dichoso embarque nos hizo perder una hora y media y lo peor es que nos quedaban algo más de dos horas y media de luz para salir por arriba.
En más de un momento pasó por mi mente buscar el rápel que hay a la izquierda de la salida de Border Line y decirle a Diego que nos fuéramos para abajo. Pero en el fondo lo que ambos queríamos era salir por arriba, así que tocaba poner la directa.
En el siguiente intento tiramos por la izquierda y en un largo nos zampamos dos, incluida la famosa travesía de la Gafe.
Desde la reunión tras la travesía se ven las agujas que más enlazando los diferentes tramos de la pared.
Un pequeño apretón al inicio del siguiente largo y tras 60 m nos alcanzamos la cumbre de otra aguja.
Nubes sobre Aitana
Un corto destrepe por una arista nos pone en el espolón final de la vía Entorns.
Como hay prisa, los últimos 80 metros al tirón. Son cerca de las nueve cuando nos estrechamos la mano en la cumbre.
Han sido doce horas intensas, pero no podemos evitar a pesar del cansancio que nuestros rostros reflejen algo parecido a la felicidad.
La tarde cae sobre las montañas de Alicante y sin dilación recogemos trastos e iniciamos el descenso. Afortunadamente antes de que caiga la noche ya estamos en la pedrera y ahora solo queda armarnos de paciencia y bajar con atención para no darnos algún que otro resbalón.
Al final llegamos al coche las 10:40. 14:30 horas después de haberlo abandonado esta mañana.
La actividad realizada no tiene nada que envidiar a muchas ascensiones de envergadura de Pirineos o Alpes.
Si un calificativo me viene a la mente para la combinación Border Line + Gafe + Entorns es : Sublime. En realidad se me acaban los calificativos.
Saludos y buenas escaladas.
PS1
A llegar a los dos últimos largos de Entorns empezamos a encontrarnos parabolts. Algo había oído de ello. De la autoría no tengo información directa solo puedo decir que quien ha puesto los parabolts es un auténtico MAMARRACHO. Estos son absolutamente innecesarios y manifiestan una absoluta falta de respeto por la
montaña y por el colectivo de escaladores.
En otras épocas, sin duda y con toda justicia, hubieran emplumado al autor.
Por cierto nosotros no hicimos uso de los mismos. Donde estaban estos o en los aledaños uno iba encontrando puentes de roca o fisuras para asegurar con cacharros a cañón. Para más inri en la penúltima reunión hay ¡3 parabolts! en una repisa ancha con puentes de roca y fisuras. ¡Increible!
PS2
Para repetir la vía nosotros llevamos un juego completo de aliens, juego de tótems y camalots hasta el 4. Llevábamos también los empotradores pero los paseamos. Para el primer largo un gancho puede venir bien si se entra frío o no tiene uno mucho, pero que mucho grado a vista.
