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Autor Tema: El anillo de los Nibelungos: Esta vez no fue una ópera, fue la Fritz Ulrich  (Leído 4141 veces)
okapi
Alpinista
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« : Agosto 17, 2015, 19:59:47 »

¡Ay! El verano. Periodo en el que todos pretendemos materializar los proyectos gestados a lo largo del año. La diáspora matxilinera campará por diversas zonas de Pirineos, Los Alpes, Dolomitas. Lo más osados y con más tiempo habrán volado a lejanas montañas. Otros… Pues en casa, a disfrutar de la canícula, de las noches tropicales, de los calores que solo permiten la práctica de nuestro deporte cuando la sombra nos brinda una ligera tregua.

Y en eso estábamos. En intenso proceso de preparación para embarcarnos en ascensiones más enjundiosas. La primera semana de enero la planificación no daba un momento de respiro. Viaje familiar a Pirineos. En mi libreta de campo todo planificado. Lunes: Ascensión a Pineta, Martes: Cañón de Añisclo, miércoles: con un poco de suerte me escapo y escalo por algún lugar cercano.

Todo fluyó tal lo previsto. El lunes se negaron a salir a andar arguyendo que hacía calor. El martes tras diez minutos de durísima ascensión mis tres mujeres se negaron a continuar. Bajo fuertes amenazas tuve que ceder. A partir de ahí planificarían ellas. Como siempre: Yo mando, ellas deciden.

Tras una semana de dura preparación, tal y como he detallado, el domingo al volver llamo a Diego. Todavía no está todo perdido. Mi sorpresa es que la espalda le ha dado otro susto y ha estado toda la semana sin poder hacer nada.

El martes definitivamente quedamos para escalar por la tarde. Dos escuetos sms son suficientes para ponernos de acuerdo.
A las cuatro cojo la moto. El cielo se va cerrando pero no me preocupa en absoluto. Es más, pienso, una lluvia ligera refrescaría el viaje. Y si quieres arroz, Catalina. A la altura del Puerto de Cárcer empieza a jarrear. No se ve más allá de 100 m. Entrando en Xátiva los chorros de agua corren sin clemencia por mis perneras. Estoy totalmente calado.

Al llegar Diego no puede evitar cierta sonrisa sardónica. Miro el móvil y tengo tres perdidas. Ya podían ser tías… Pero no, son llamadas de aviso que yo por supuesto no he oído. Sigue lloviendo y la tarde se ha perdido. Gracias a que compartimos talla puedo cambiarme y ponerme ropa seca. Lo que queda de tarde se pasa viendo croquis y haciéndose “… mentales”.

No hay problema. El jueves subiré a Montanejos, y me resarciré. El miércoles para cumplir con la familia me voy a la playa. El exceso me sienta fatal. Por la noche empiezo por retortijones, sigo con vómitos y acabo con un subidón de fiebre.
Todo sigue su curso. El viernes, en contra de toda razón, me inflo a dominadas, fondos en el suelo, abdominales y correr a pesar de mi maltrecho tobillo. Esto si que es entrenamiento.

Por la tarde hablamos Diego y yo. ¿Qué hacemos? ¿Cabeçó? Vale. Algo tranquilo, equipado y con buena roca. ¡Pues bien! ¿Fritz Ulrich? Esa parece tranquila y asequible. Vale. Oye, mañana quedamos en el McAuto y nos tomamos un mccafé y hacemos marcha. Si se habían portado fatal con nosotros. Tu tranquilo, que el nuevo encargado lee Matximkling y se enrolla ahora más. Pues a la siete. Pues a esa hora. Fin demá…
El sábado cuando suena el despertador a las 5:30 no puedo ni ponerme recto. Los lumbares me duelen de tal forma que me tengo que vestir tumbado. Entonces noto cierta sobrecarga en los antebrazos. De hecho me cuesta cerrar los dedos. ¿Por qué será?

Siete de la mañana. Como Xátiva está en fiestas, el café se ha acabado y tenemos que desayunarnos con dos McMojitos. Hubiera preferido un McFlurry pero alguien más madrugador con deportivas, tatuajes hasta en el corvejón y un pedal antológico daba buena cuenta del último.
Como el brebaje nos ha revuelto las tripas, durante el camino, buscamos un bar donde tomar un café que nos pueda recomponer, pero es 15 de agosto, España entera está de fiestas y no hay nada abierto.

El cielo está cubierto lo que permite columbrar una buena jornada para la escalada. Cuando me cuelgo los trastos y me pongo a andar siento como si 1000 vacas me hubieran pisoteado. Estoy reventado, y todavía no he empezado.

Llegamos a pie de vía. Nos pertrechamos y empieza Diego. Tramo tieso y vertical con apretón incluido da acceso a una placa de buena roca, fina y que es necesario proteger. El sonido agudo del metal al herir la roca me vuelven a la realidad. Esta vía, de deportiva tiene poco. Tras la placa y en ascendente a la izquierda se llega a un tramo difícil de proteger, difícil valga la redundancia y en donde la calidad de la roca empieza a caer en picado.

Me toca el turno y tras cinco metros, calculo mal, un pie me resbala y me veo cual cantimpalo colgado del vacío. Un péndulo me vuelve a donde estaba y toca seguir. Según voy avanzando me doy cuenta del apretón que ha tenido que dar el figura. Difícil, obligado y de roca más que dudosa.

Si he empezado reventado a la primera reunión mejor evito mentar como llego. Ahora me toca tirar a mí. A unos 8 metros a la derecha y arriba veo un clavo roñoso. Lo que no veo es como llegar a él. Un paño de roca auténticamente repulsiva nos separan. ¿Se habrán equivocado con el nombre de la vía? No se llamará en Busca del Clavo Perdido o a la Caza del cordino Rojo ¿?

Estaco dos clavos sobre roca cutre y esto me da el valor para atacar el muro que tengo hasta las narices. Encontrar algo franco a lo que agarrarse supone todo un reto. En un agujero pongo dos tótems ¡Como los quiero! Y consigo llegar al clavo. De lejos, poyoso, de cerca infame. Meto otro tótem de dos levas, un gancho y alcanzo un spit. No hace calor pero yo estoy sudando a chorros. En recto un mar de roca compacta. A la derecha, lejos una llastra con una fina fisura que ya veremos como alcanzo. Le echo valor y llego. Se protege mal. Al final un alien híbrido azul negro queda cañón. Pequeña tregua. Tras otro apretón llego a un puente y una travesía a la izquierda que ya conozco de hace unas semanas cuando hicimos “Ricardo Corazón de León”.

Tramo roto, sin posibilidad de protección y en la lontananza un clavo. Hago una travesía a derechas y me quedo en precario y todavía lejos del clavo. Meto una punta de ídem y con delicadeza alcanzo el clavo. Respiro pero todavía no he acabado. Supero un tramo y cuando tras pelearme con una fisura para poner un camalot éste había quedado pasable alzo la vista y me topo con un spit. De aquí viene otro apretón que intento solventar al recto, pero nasti de plasti. Me toca recular y echarme a la izquierda a buscar un diedro ciego que al final ofrece los agarres necesarios para pasar.

Quien piense que lo que acaba de leer en los últimos párrafos es una historia de miedo que no lo dude. Así es. Llego exhausto a la reunión y consciente de que hacía AÑOS que no pasaba tanto miedo. No se quien había dicho no se qué de vía tranquila y asequible.

Diego sube y las nubes negras van cubriendo todo el horizonte. Curioso que el pleno verano y además en Alicante, escale con el chubasquero puesto.
El tercer largo aborda al “recte” un desplome rojo empezando por un buen apretón para llegar a un spit. Ambos nos preguntamos cómo narices se colgaron para ponerlo. Qué fuertes estaban estos tíos!

Tras el primer spit viene un tramo de artificial desplomado al principio y donde será necesario meter cacharros y clavar. Al rato pierdo de vista a Diego y presto doble atención a asegurar. Esto no me impide oír el ulular del viento sobre las copas de los pinos. Pasa otro rato y oigo un sordo “pakeo” que ya no es viento sino lluvia. Miro a la pared de las antenas y me quedo tieso. Están totalmente empapadas. En la segunda reunión estoy protegido de la lluvia y menos mal pues el chubasquero se ha quedado en casa. ¡Como va a llover en Alicante y en agosto!

Diego más previsor lo ha traído y eso le salva de acabar completamente empapado. Pasa el tiempo y la lluvia se intensifica. La cuerda para un rato pero tras el interín vuelvo a darle cuerda. No sé como estará subiendo con la pared totalmente empapada, pero está subiendo.
Tras un rato largo la cuerda no se mueve más. Imagino que a algún sitio habrá llegado. Al momento me suena el móvil. Es Diego. “Oye, que ya estoy en la reunión y aquí no me mojo. ¿Qué hacemos? ¿Esperamos, no? Y eso hacemos. Durante más de una hora intento protegerme del viento y veo con incredulidad como los caminos bajo la pared se llenan de charcos. Hay momentos que se ve como jarrea y dudo que hoy salgamos por arriba.

Como tras la tempestad viene la calma. Vuelve a sonar el teléfono. “Que parece que ha parado. ¿Subes?”. Pues subo.
Como hace viento la roca se ha secado rápidamente. Tras el artificial viene un tramo de libre duro de narices y donde la protección es más que difícil. ¡Qué fuerte está el Figura! Aunque luego le sepa mal que lo diga, pues rezuma humildad y buenas maneras, es la verdad.
Llego a la tercera reunión. Lo que veo no me anima mucho que digamos. Hasta Diego me debe ver la cara que se ofrece caballerosamente a hacer el largo. Pero no, aquí hay que salir por arriba o morir.

Apretón brutal para pasar la zona desplomada antes del ojal y otro apretón en la placa de arriba. Llegar a un clavo me cuesta lo que no está en los escritos. A partir de ahí toca navegar un buscar la línea más lógica. Al final tras dudar por donde tirar desde el último spit, acierto y me voy por lo más evidente y acierto. Atrás he dejado un diedro ciego que de seguirlo me hubiera hecho llorar a mares. Llego a la seguridad de la reunión y me dejo caer a plomo colgado de los seguros. Estoy totalmente acabado.

Diego no tarda en llegar. Nos queda un corto tramo, ya sin dificultad para pillar el rapel y bajar por la vertiente opuesta.
Vaya nivelón el del trío aperturista. ¡Manolo, no estarás ahora o no te apetecerá pero por tus hechos te recordarán! ¡ Pedazo de escalador!
Bueno aquí acaba esta crónica, quizá en exceso cargada de pasión, pero con la misma y con mucha intensidad viví los momentos que en pared estuve y que tuve la suerte de compartir con Diego, más figura si cabe.

Vía dura, comprometida y con tramos obligados y expo. Más dura y mantenida que su vecina la Murciana. Quizá quede sólo para coleccionistas. La roca es de mediocre a muy mala pero eso no quita ni un ápice de mérito a sus aperturistas. Desde aquí mi respeto y admiración.

¡Pedazo vía!

Tengo fotos, pero ya no me da. Mañana nos vamos a Picos y veremos que tal ha sido la preparación. La pared, sin duda, nos pondrá a cada uno en nuestro sitio. A la vuelta, espero que con historias que contar, aprovecharé para subir las fotos que ahora no tengo tiempo, ni ganas, para que nos vamos a engañar, que previamente tendría que procesar.

Saludos y buenas escaladas.

PS1
Material: Nosotros llevamos unos 8 clavos, juego de tótems, empotradores, aliens y camalots hasta el 2. Lo usamos casi todo. Y se agradece…

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OkSal
MBG
Alpinista
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Mensajes: 253



« Respuesta #1 : Agosto 18, 2015, 07:27:33 »

Vosotros si que sois incombustibles, inagotables, incansables, in…!!! es una satisfacción leer una crónica sobre la repetición de una de nuestras aperturas. Ese tercer largo lo abrimos a medias, pero comencé yo con el desplome, el citado spit lo coloque desde un clavo multipresa extralargo que clave medio metro más abajo en una especie de macetero lleno de tierra, quedo lo justito para aguantarme mientras aporreaba el spit, pero luego lo quite por su precariedad, y ya las sucesivas veces que remontamos el desplome fuimos directos al spit.
Gracias por vuestra crónica.
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josem
Global Moderator
Alpinista
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Mensajes: 1407



« Respuesta #2 : Agosto 19, 2015, 16:07:42 »

Jaime, muy buena!!!

Te pongo la reseña original tal cual quedo tras los dos pegues que le dimos. En uno, pensando que era un caramelito le dimos tarde, en invierno, y llegamos a la R2; descubrimos la talla de la vía, a pesar del frío sudamos tinta. Años después, en verano, cayó. Recordé lo dura que era, vaya tramitos se gasta!!



Saludos!!
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