Los últimos de Filipinas

Este foro languidece. Día tras día conecto con la esperanza de encontrar el tan ansiado y deseado letrerito de “nuevo”. Pero nada, y eso que ha pasado el verano y seguro que los otrora usuarios del foro habrán hecho actividad, y de la buena. En cualquier caso nos han privado de saber de sus aventuras y alegrarnos de sus logros y escaladas.

Y así han ido pasando los días. Una lesión imprevista malhadada acabó con todas mis ilusiones del verano. Alpes, Pirineos o Picos pasaron en un momento de ser una ilusión a convertirse en la mayor frustración. Y para el pesar de muchos no ha habido piadas que nos hayan servido de lenitivo o viático para este penoso camino por el desierto.

Tras la oscuridad siempre viene la luz. Aunque ahora ya no sé si al otro lado habrá alguien que le interese lo que escribo, no por su novedad o enjundia, sino simplemente por el hecho de volver a saber que hay gente al otro lado de la pantalla. Aun así lo voy a intentar. No se pierde nada en ello.

Como ya he dicho me he pasado dos meses penando y esperando que mi maltrecho esqueleto volviera a sus fueros. El retorno siempre es difícil, y más cuando previamente uno se sentía en forma y pletórico de ganas.

Llamo a Diego y tras probar algunas vías de deportiva en la Penya Rotja quedamos para ir el sábado al Peñón.

No hay una idea preconcebida pero planteo entrar por la Anglada y salir por la Manuel. Combinación que me parece a parte de lógica, interesante y estética.

No hace falta hablar más. Quedamos en Oliva a las 7:30 y de allí al Peñón. Un wathapps el viernes me informa que se unirá a nosotros Manolo Bernabeu. Ahora el día si que será redondo.

Somos puntuales y tras algo de cháchara empezamos la aproximación. Como vamos dos “maestros” le cedemos la cuerda a Diego y que nos vaya subiendo.
Y así largo tras largo, y organizándonos para que Diego haga los largos más duros nos plantamos en la cumbre en un ratito.

La combinación es de lo mejor en su grado de dificultad. El último largo, no original, de la Manuel no obliga a apretar en el diedro desplomado.

Es la una y parece como si no fuera hora para acabar de escalar. Bajamos ligeros y cuando pasamos el túnel le comento a Diego si quiere que hagamos la Pany. Mucho Figura y todo lo que quiera pero todavía “no tiene la Pany”. Pensat y Fet. Escondemos casi todo el material que nos sobra y en un ensamble mixto paseamos por una ruta preciosa a pesar de su escasa dificultad.

Hace años que no pasaba y me quedo alucinado del desprendimiento a la altura de la canal de los buzones. Sabía que el puente de roca de la travesía ya no existía pero no pensaba que el desprendimiento tuviera tales dimensiones.

Otra vez a la salida del túnel Manolo vuelve a hacer una proposición indecente que en este caso no tiene éxito.

Bajamos con cara de satisfacción y no es para menos, pues la compañía, la escalada y el día que nos ha regalado el peñón son difíciles de superar.

Nada más digno que reseñar. Escalamos y lo pasamos muy bien.

Saludos y buenas escaladas.
PS
Alguna foto subiré…