SUR DIRECTA. Nueva via en el benicadell

Tras varios meses sin tocar pared, y después de variadas circunstancias y fracturas varias, me apetecía volver a escalar en pared. Había hecho ya alguna cosa en escuelas pero mi cuerpo me pedía largos minutos de aproximación, acceso intrincado y alguna que otra hora colgado de alguna vertical.

Llamé a Diego con la convicción de que este fin de semana sería el bueno. Ni nieve ni agua ni viento del norte que congelara las ideas y los maltrechos mingolinos. Bueno, a lo que iba. Le llamé y me contestó lacónico, nada que ver con la panceta, más bien con el dolor de espalda. Que si, que le apetecía pero que las lumbares no le habían dado tregua y que no se sentía capaz. Pues hacemos deportiva, o por lo menos cuartos y mitad. Ni eso, el dolor era intenso y agudo y aunque había probado la solución del negro del wathaspp parece que no había habido remedio.

Mi primer pensamiento fue irme solo, pero tras mi última experiencia onano-escalatoria decidí que no era buena idea y más sabiendo que por ahí hay alguno, que con razón, está esperando para partirme los dientes.

Le dije a Diego que si sabía de alguien que quisiera salir. Tras dudar algo me dijo que últimamente había salido con un chaval de la costera que aún sin mucha experiencia se movía bien en pared y además era de trato afable. Como mis ganas superaban mis reticencias a nuevas relaciones le dije sin más que me pusiera en contacto con él. Me dijo que el chico era un poco especial y que trabajaba por la noche, que se llamaba Santos Morros y que al llegar a Xátiva preguntara por el en la gasolinera de la Alameda. Diego parecía con prisas, evasivo, fue poniendo excusas para no darme más pistas. No obstante, me aseguró que con Santos no habría problemas y que si lo que quería era escalar esa iba a ser mi única baza.

Pues nada, a las siete ya estaba en la carretera. Sumido en mis cuitas y disfrutando de un amanecer que no llegué a ver pues dos nubes me fueron dando por donde sale el sol, vamos por Antequera.
A las siete y media ya estaba en Xátiva. Aparqué en los aledaños de la gasolinera y me dirigí al encargado. "Bon día, bon día, me han dit que per este lloc puc localizar al que le diguen Santos"

El técnico en fluidos oleosos, el gasolinero vamos, me miró con cara de pocos amigos y de golpe me dice: “ No le da vergüenza, que ya le queda poco para jubilarse, a estas horas y ya ebrio. Y además ni puta idea tiene usted de la lengua autóctona.” Ya, gracias- Repliqué – Pero yo quería que me diera razón del Santos. Más cabreado que una mona y ya con no tan buenos modales como al principio me dice: “Vosté no te ni puta idea, yo no soc el google, y el Santos lleva un mes sin anarse per aquí”. – Pues molt be, yo únicamente voldría vore com pillar al Santos. “Valla a voste a fer la ma”. Pues nada, que la mañana había empezado mal.

Me voy a casa de Diego y le llamo. No contesta. Insisto y que si quieres arroz Catalina…

Cuando ya estoy a punto de desesperar para detrás de mí una fragoneta. Baja un personaje con coleta de pelo lacio y barba de futbolista, 11 pelos a la derecha, 11 a la izquierda y 4 en el bigote. Lleva un pitillo recién liado colgando de la comisura de los labios. Me mira y me dice con voz sibilante que se llama Joan Quesada, que es amic del Diego y que Santos ha tenido que ir al bar donde trabaja pues se han embozado los excusados. Me dice que aparque y suba con él. No sin cierto asco aparto unas cuantas mondas de naranja ya momificadas y unas cincuenta bolsas de patatas Lays para buscarme acomodo en el asiento. Me dice: ¿No me conoces? Pues no, hace tiempo que estoy fuera del mercado. Pues soy el Joan, Quesada, del grup de Tecnificació de la federació. Soc molt amic del Diego y també del Santos. Ahora vamos al bar.

Pillamos unos caminos entre polígonos y llegamos a un bar con una pinta de lo más sospechosa. El nombre : “Donde rebotan las pelotas” no me da demasiada buena espina. Al rato sale un tío bregado, me da la mano, bueno más bien me la cruje y se presenta: “Soc el Santos, el amic del Diego, ese que escala amb tu, ese que es tan bo” "Ah", contesto.

Bueno se acabaron las presentaciones, subimos a la fragoneta tras sacar 4 bolsas de basura repletas de botes de pringles, galletas oreo y otras menundencias y nos dirigimos al Benicadell.
En la casa forestal repartimos el material y me dicen de repetir la Sur Directa. Santos parece querer convencerme, algo que no necesito, pero como soy educado le dejo hablar. Y el sigue dándole a las sin hueso “Pues no res, anem a fer la Directa Sur oberta per el meu amic Diego, el Emili, ese chicón de Xátiva, y un tal Joan Lloret. Pero éste poca faina va fer”
Quesada vuelve a liarse un pitillo, hierático, lacónico, sé que me recuerda a alguien pero no soy capaz de recordar…

Subimos la cuesta y a mitad nos encontramos los restos de un jabalí. Imagino que se despeñaría, pero Santos me dice: “Es que ell Diego es molt brut i tal como se li va abalançar el porc senglar li va donar tal hostia que li deixe el morro como una llanda de la Piara”.

Sabía que Diego era un fenómeno, pero no sabía de su fuerza descomunal y sangre fría…

Llegamos a base pared y Quesada vuelve a liarse otro cigarret, no para. Mira para arriba y dice:”Collons, què ert está açò. Dona basta’t por”. No sé, me extraña, con eso que había dicho de tecnificasió y demés.¿?

Dejando cuitas y tribulaciones para la bajada me meto en faena. El primer largo surca un muro de roca compacta, con algún tramo delicado, con equipamiento generoso y dificultad asequible.
El segundo largo es ya la bomba. 45 metros sobre una roca compacta y de calidad donde en su primera parte supera una placa sin fin para rematar la faena con un diedro a izquierdas con algún que otro paso picante. Tiradón. Aprieta pero como en el primero el equipamiento es abundante y te puedes concentrar en escalar.

Suben Santos y Joan. El primero bufando como un toro, el segundo con el sempiterno pitillo en la comisura de los labios.

Toma el relevo Santos y tras unos metros de diedro enlaza con el largo estrella de la Pilars. Entre ambos tramos son casi 60 m de puro disfrute. Lástima que en los últimos tiempos hayan proliferado clavos y parabolts, en mi opinión, innecesarios, pues es el arquetipo de largo para proteger con material flotante. Pero bueno es lo que hay, me lo estoy pasando genial y todavía nos queda un largo.
Este último endereza de forma directa la antigua salida sinuosa y sobre múltiples bloques de dudosa calidad. Queda otro largo, largo de dificultad moderada y donde han dejado el resto para que la roca sea de calidad aceptable.

Santos ya en la cumbre se tira un regüeldo y lanza un lapo al infinito que más bien parece una culebra harta de jamón.

Quesada sale con peor cara. Ha sufrido y aún a su pesar ha tenido que acerar todo el último largo. Se le ve pesaroso. Dice: “No sé. Hui no és el meu dia, em dol el cap, hi ha quelcomo que no m’ha assentat bé”. Y vuelve a encenderse otro pitillo. ¿?

Centrándonos en la vía, se va a convertir, como bien dijo Diego, en la gran clásica de la cara sur del Benicadell. No decepcionará a ninguno y su generoso equipamiento hará que muchas cordadas se decidan a darle un tiento.

El descenso lo hicimos sin más contratiempos. Santos bajaba cantando la cucaracha, mientras cada vez que podía farfullaba parabienes sobre “el seu amic Diego”.

Para Quesada no había sido un buen día. A mitad bajada la piedra del chisquero se agotó y tuvo que resignarse a esnifar un poco de picadura para hacer más llevadero lo que quedaba.
Paramos en un bar y menos mal que al mesonero se le terminó el pan, pues Santos iba ya por el quinto bocadillo de sobrasada con butifarras y salsa de boquerones. Ésta escurría de forma desagradable por sus moflas mientas no paraban de masticar de forma escandalosa.

Quesada que iba de mal en peor había perdido el papel de fumar y se afanaba de mesa en mesa recogiendo colillas con las que confeccionar un remedo de pito que llevarse a la boca.

En el interín yo trasegaba mi décima cerveza mientras mi vejiga parecía explotar.

Del resto apenas recuerdo nada.

Ahora al calor de la luz led de la lámpara, que iluminará bien pero que reseca hasta los cerebros más encharcados me pregunto cómo llegué a juntarme con tales especímenes.
Si no fuera porque en mi cartera hay 20 euros menos y mis manos denotan el día pleno de escalada pensaría que todo fue un sueño y qué Diego no quiso salir simplemente porque se fue a correr en moto.

PS
Los fotos llegarán. Enlace a GooglePhoto y que cada uno se las comente.

Todos los personajes de la piada son fruto de mi calenturienta imaginación y son ficticios. Cualquier parecido con personajes reales es fruto de mentes malpensadas y calenturientas.