okapi
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« : Septiembre 12, 2011, 16:36:56 » |
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Tras 26 años sin tocar Naranjo, el domingo día 4 cargábamos nuestras mochilas para el palizón previo de subida desde el collado de Pandébano hasta Vega de Urriellu. 4 amigos, mil ilusiones, muchos ratos para compartir: Ramopu, Merli, Victor y el que suscribe, en este caso el abuelito del grupo. Como la mayor ilusión era hacer la Mediterraneo en el fondo de mi mochila lo pasaban pipa 20 clavos, plomos, falcas, la maza, uñas, Camelots, micros y otros adminículos, entre ellos el juego de tricams que también irián a posteriori. Si a eso unen una cuerda auxiliar, que no usamos, material personal, ropa, etc, etc, el peso alcanzado por mi vieja mochila era más que interesante. De hecho tras ayudarme mis queridos colegas a colgarme dicho ataud, mucho más siniestro que un armario, comprobé como todos mis espacios interdiscales desaparecían y me veía convertido en un pitufo verde de profesión sufridor. La subida por Pandébano es más cómoda que la de Fuente Dé, pero más dura y con un desnivel de 850 m, que cargado, pica. Hicimos toda la subida con niebla y una fina lluvia lo que permitió por una parte que no nos dieramos la vuelta al ver lo que todavía nos quedaba, y de otra calarnos hasta los huesos y quedarnos helados. No reaccionamos hasta un par de horas después metidos ya en los sacos. La idea inicial era atacar directamente a la Mediterraneo, pero al llegar lloviendo y con tanto frío decidimos esperar al amanecer para tomar una decisión. El Lunes amaneció despejado con algunas nieblas y para mi gusto muy frío, pero el guarda del refu, Tomás, en mangas de camisa, nos dijo que no hacía frio. Y donde fueres haz lo que vieres. Decidimos meternos en la Rabadá y probar como funcionaban nuestros cuerpos. Merli y Victor, con más criterio, se iban a la cara este, soleada y aún así pasaron frío, para hacer Amistad con el Diablo y salir por la Cepeda. Lo dicho a la faena ...
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