¡Papi! ¿Queeeee? PATITULO

No recuerdo que hora sería. Me sentía totalmente vacío. Era tal el cansancio que todavía no podía saborear lo que habíamos hecho. Mientras Guerola, unos metros por detrás, deshojaba una flor silvestre, despreocupado y con pinta de no haber hecho más que un liviano paseo el monte, yo tenía que hacer un gran esfuerzo para que mis piernas no se trastabillaran y diera con el suelo de bruces.
Entonces le comenté a Diego: - ¿Y si la semana que viene hacemos algo más tranquilo?. Si – replicó Diego – algo con parabolts. En ese momento ese vocablo no me dijo nada, pero pensé que había llegado al límite y mis neuronas ya no eran capaces de enviar impulsos eléctricos coherentes. ¿Un parabolt? Pensé, suena raro, pero suena bien.
Tras la opípara cena en el McAuto de Xátiva, Gerardo, que así se llama el gerente me pidió el correo y el número de móvil, me dijo que quería hablar conmigo pero no me dio más detalles.
El domingo, una me había sido capaz, de quitarme la marca que el piolet que había sobre el suelo del trastero me hizo en la espalda, vi como físicamente me iba recuperando y las “malas” ideas volvían a sobrevolar mi ya saturada mente.
Los domingos los dedico a la familia, y espero que siga siendo así, pues tras los últimos sábados, mi jefa me ha llamado de todo menos bonito. Y es que al final “la Santa Sede” cuando le digo que al fin de semana siguiente me vuelvo a ir a escalar. Una santa, no cabe ninguna duda.
El lunes ya, intentando ser una persona normal, vuelvo a la rutina. Llevo a mi hija corriendo, me voy a trabajar, enciendo el ordenador y no paro ni para comer, hay que sacar horas pues algo me ronda la mente ya.
El martes tengo que ir a hacer un trabajo en el campo, una comunidad de regantes ¡Qué pilla de camino para Montanejos!. Llamo al Fredo y le digo que afile uñas, que cuando acabe, vamos a darle un viaje a lo que tenemos entre manos.
El mismo lunes llamó a Diego y le propongo abrir vía en el Ponotx. He visto una línea bastante evidente, y ahora que parece que la racha es buena hay que aprovechar. Diego me responde dubitativo, de tan bueno, no es capaz de llevarme la contraria. Asiente, pero no le veo excesivamente entusiasmado, pero que nadie se engañe, nadie le apunta con una pistola, éste solo le faltan excusas para meterse en “fregaos”. Quedamos en que seguiremos hablamos. Se nos han olvidado ya esos adminículos denominados “parabolts” y que no recordamos qué son ni para qué sirven.
El miércoles me llama Gerardo, me dice que para primavera quieren empezar con una campaña de publicidad muy agresiva, y que el colectivo de escaladores, gente sana que hace deporte y le gusta la naturaleza, son respetuosos y se llevan bien entre ellos, se adecúa a lo que busca su departamento de publicidad. ¡Qué poco nos conocen!. Dicen que en principio habían pensado en Diego como el eje central de la campaña, pero que documentándose han visto a un señor con bigotes en una revista llamada Desnivel que es realmente a quien buscan. Me pregunta si lo conozco, que si es algún director general, que da una imagen seria, pero al mismo tiempo, de cercanía y capacidad de liderazgo. Al principio, dudo, ¿Se tratará de Dario Rodríguez?.Ultimamente no le he visto pero no me suena que lleve bigote. Paco Aguado si que ha llevado pero no sé si estará a estas alturas ligado a la revista. Al final Gerardo me saca de dudas, me dice que debe ser un filólogo o académico que escribe guías y que además ha buscado los orígenes etimológicos de la palabra que se utiliza para identificar una montaña de la Marina Baixa. ¿Manolo? Me quedo patidifuso. Rápidamente, busco de hemeroteca y encuentro una foto de D. Manuel y se la envío a Gerardo. Me lo confirma: “Este es nuestro hombre”. Cumple todos los requisitos: Cercanía, cultura, edad (con perdón) y practica un deporte de riesgo. Por fin Gerardo me dice: “El debe ser la nueva imagen de McDonalds”.
Me piso el juanete, y doy un bote de dolor que me confirma que no sueño. Gerardo me pide encarecidamente que hable con él y que seguiremos en el tema. ¡Vaya semana más rara!
El viernes hablo con Diego, discreto como soy no suelto prenda. Como el tiempo está convulso como otras “cosas” por el Ponotx, decidimos ir a Papitulo. La ponen bien en todas las guías y aunque el horario parece largo, madrugando igual llegamos a casa a la hora de cenar.
Como va siendo habitual a las seis ya estoy en la carretera. Este sábado algo más movido, estamos en plenas fallas. En un semáforo veo como una pareja de “jovenets” se comen a besos mientras yo me arreglo el cinturón de seguridad. ¡Qué bonito es el amor! Pero no por mucho tiempo pues el ha bajado la mano donde no tocaba y la respuesta ha sido un guantazo que ha resonado hasta dentro del coche. ¡Ay! Divina juventud.
Ya en la oscuridad de la carretera me voy culturizando con Onda Agraria. El tema de hoy es de lo más preocupante, últimamente se mueren las abejas y desaparecen por lo que no pueden investigar cual es la causa. El cambio climático dice uno, el IVA el otro, que con esto de que sea tan alta la miel se vende menos y que las abejas “frustradas” se van a suicidar a barrancas y quebradas inaccesibles.
También hablan de los precios de los productos del campo en origen y mercado. Resulta que la naranja lleva a valer 11 veces más de lo que pagan al agricultor, así nos va a los valencianos.
Últimamente la puntualidad se ha convertido en una especie de competición. Desde que pille a ruin de Diego saliendo del McAuto con las ineludibles pruebas de haberse tomado un Mcflurry a mis espaldas, la tensión se corta con la “tramposa”.
Llego a menos cinco a la rotonda de Xátiva. Veo que Diego ya ha llegado. ¿Se habrá tomado ya algo? Otro día que me ha ganado la partida. Sin dilación paso los trastos a su coche. Nos saludamos cortésmente, desde el último enfrentamiento la relación es cordial pero tensa. Me dice que “el pare”, Guerola ha decido irse con los “bons” que van a Puig Campana a repetir “We were younger”. No obstante, al ser informado de la vía que pretendíamos hacer ha advertido a Diego de las dificultades que íbamos a encontrar, y que la cosa estaba difícil, pero ya la había equipado él para que “petardos” como nosotros pudiéramos osar si cabe a repetirla. Lea advierte que, Anaya que es de los de la élite le costó, así que nos da poca “chance”.
Yo como a esas horas todavía no me he despertado, el recorrido Xátiva Valencia lo hago como un autómata, no hago demasiado caso. Mi único deseo es salir de día y llegar a casa a una hora prudente para cenar, creo que no soportaría otra noche en el trastero y menos una de Fallas con todo el movimiento que suele haber.
Llegamos al Ponotx y nos encontramos a Cosme, Joachim y compañía. Es pronto y estos ya han desayunado y si les hubieran dado la oportunidad se hubieran tomado un cochinillo en espetón.
Nos dice Cosme que Cipol, que no para se va al McInley, que ha ido a comprar las viandas para la pitanza. Que va a pillar unas gambas que para qué. Que estamos invitados, que si bajamos tarde no pasa nada.
Como a la vía le dan unas 9 horas, dejamos la cháchara, muy agradable por cierto, e iniciamos la cuesta a la pared. El día ha salido pestoso. Fresco, cubierto y dentro de un rato el viento empezará a hacer de las suyas.
Como el ambiente es tenso decidimos que cada día empieza uno, a si no hay posibilidad de escaquearse los largos duros, que por cierto es lo que queremos ambos. ¡Qué malos que somos!
Me toca a mi empezar. Estoy más duro que un tronco. Supero los metros inciales y cual es mi sorpresa cuando me encuentro una anilla plateada sujeta por un tornillo. Le pregunto a Diego qué que narices es eso. Me dice que sirve para asegurarse, que se llama parabolt y que solo hay que pasar el mosquetón por la anilla, y la cuerda por el opuesto. Alucino. Le pregunto si eso aguanta y me dice que si, que son dispositivos muy sólidos. Que dan mucha seguridad a la escalada, que es un buen invento. Entonces le pregunto porque la gente se enfada y de vez en cuando los quita de las paredes. Calla por un momento y me dice: “Escala, y deja de preguntar estupideces.”. Vale creo que capto el mensaje.
Primer largo muy bueno, con apretón al principio, que no encadenamos, pero es que eso queda reservado a los “bons”. Tras dos largos de transición llegamos al Muro central. Aquí Diego hace toda una demostración de lo que ha aprendido estos últimos meses escalando conmigo: Se tira un pedo, un regüeldo y se saca los mocos.
Ahora a lo que toca, supera el muro con solvencia y en artifo que es lo que nos corresponde a los mortales. La vía tiene muchas cosas de esas con anilla, pero en este largo habrá que ganchear y poner una docena de cacharros para poder pasar.
Tras él, me toca. Intento forzar en libre lo que puedo, que no es mucho, pero se le ve color, quizá lo que pasa es que yo soy corto de vista y no afino con la tonalidad. El largo es espectacular. Llego a una reducida repisa donde hacemos el cambio de guardia. Ahora me toca a mi un largo vertical y en libre. Según el croquis 6b+ al principio y luego 6ª. Los primeros metros los voy subiendo sin muchos problemas y además para mi sorpresa, voy encadenando todos los pasos. Tras una corta travesía pienso que ahora viene lo disfrutón: 6a. Vaya apretón. Si abajo no era fácil, arriba lo es menos. Le deben tener manía a ese tramo pues la dificultad no baja un ápice y llego a la reunión echando el bofe. Largo espectacular y sobre una roca de gran calidad. Pues aunque el Guerola nos había asustado vamos subiendo poco a poco y sin muchos aprietes.
El siguiente largo es un diedro de roca roja rematado por un techo fisurado con salida por la izquierda todo a equipar. Diego lo ataca con decisión y antes de que tire dos o tres fotos ya me está preguntando si empalma el siguiente que los marcan de IV.
Le sigo y aunque aprieta sale en libre. Nos hemos plantado ya en la penúltima reunión. A la derecha el techo de Eclipse y sobre nosotros un tramo de roca delicada algo desplomado que aunque marcan de 6a, será 6b. Y es que esto del abecedario es fuente de conflictos.
El primer tramo me obliga a apretar pues solo hay dos puentes y además muy distantes. Consigo pasar un puente intermedio y no sin dificultad reforzar el paso con un tótem. Apretón y en poco llego al tramo de artificial. Un paso raro de uñas me permite superar un tramo largo entre parabolts.
En ese momento me paro a reflexionar y le digo a Diego que esta es una vía muy rara, que tiene muchos parabolts de esos. Mi reflexión ha debido ser en voz alta pues Diego asiente.¿?
Otro gancho a cañón, un tótem y un alien y reunión. Incómoda y colgada pero mirador de excepción, sobre todo para ver los pasos de A3 del techo de Eclipse y ver que desde esta perspectiva tienen color, pero habrá que ir allí para comprobar si estamos a altura.
Diego sale como una exhalación y cuando se acaba la cuerda hago lo propio.
En 6 horas estamos arriba. Increible, hoy cenaré en casa y a hora. La vía nos ha parecido una maravilla, cinco estrellas sin duda. Tiene bastantes cosas pero aún hemos llegado a meter todo el juego de aliens y camalot hasta el 3 en el global de la vía. Muy recomendable.
Hay que felicitar y valorar la impresionante tarea de sus aperturistas, sin duda grandes conocedores del Ponotx. Se nota la impronta del “Incombustible Guerola”.
Bajamos rápido pues esperamos pillar alguna cola de las gambas a que hacía referencia Cosme por la mañana. Llegamos a los rápeles y hay ¡Cinco personas! Esperando a rapelar. Diego y yo nos miramos como incrédulos. Una chica está poniendo el reverso con poca seguridad. Le comentamos varios trucos para que bajen más seguros e inopinadamente nos dicen si queremos bajar primero y así les desliamos las cuerdas. Otra mirada de incredulidad. Bajamos raudos y ya en tierra caminamos ligeros. Llegando al parking vemos a la colla del Cosme ya relajada. Nos extraña que hayan bajado tan pronto. ¿Habemus gambas? Preguntamos. No ha habido suerte cuando llegamos solo vemos cuatro caras de satisfacción, una bolsa llena de basura y eso si Cosme presto nos invita a una cerveza. Hace frío, hablamos un poco y plegamos. Otro día para recordar, otra vía que nos dejará su singular marca.
Y el de la agencia “Magnum” cuando pueda publicará las fotos, que ahora, con las Fallas y demás, se le acumula la faena …