Se acercaba el fin de semana y había que planear qué hacer. Ramón en capilla de unas cortas vacaciones y para no dejarme “tiraó” el fin de semana me propone ir con Loli al Cabeçò a hacer la combinación de El Libro de Ibón con la parte superior de Patricia Rítmica. El plan me resulta de lo más apetecible y además no siempre tiene uno el placer de escalar con la jefa, que además nos da “pal pelo” al resto de la cordada.
Y ahí que pasadas las ocho y media nos allegábamos al parking atestado de coches. ¡Qué ambiente que va a ver en pared!. Como uno es lento pero poco a poco aprende le digo a Ramón que aparque donde ubica el Cosme la Autocaravana o como se diga a la sombra meridiana de un pino y un algarrobo. Un corredor ataviado de bastones, mochila de hidratación y todos los complementos capta la idea y aparca justo al lado de nosotros.
Mientras caminamos hacia la pared mi mente intenta ubicar hace cuando fue la última vez que hice la combinación que pretendemos escalar hoy. No recuerdo con precisión pero han pasado ya más de 30 años. Ufff! Qué viejos que nos estamos haciendo. De la Patricia recuerdo poco, en puridad nada. Quizá la hice cuando ya tenía alguna que otra hora de vuelo.
El Libro de Ibón es otra historia. Aunque han pasado más de tres décadas recuerdo con nítidez sus dos largos pues fueron hasta tres ocasiones la que la pared me escupió antes que pudiera pasar con dignidad por esta preciosidad. Y si, aunque no he mejorado mucho yo era muy malo en mis comienzos y para ponerlo más difícil en mi época universitaria me dediqué a jugar a Rugby. Entonces pesaría sobre 90 kilos y el entrenador me decía que debía llegar a 100 ¿?
Yo ponía toda mi pasión y no paraba de hacer dominadas en la escueta habitación en la que estudiaba en un frío piso de Valencia, pero arrastrar las obligadas lorzas y unas piernas lozanas estaba reñidete con escalar grácilmente.
Así que entonces era de los muy malos. Pero le ponía las mismas ganas que ahora y todo era frustración. No me voy a poner serio a sí que inserto alguna foto de Ramón en el primer largo.
Imagino que a estas alturas de la piada, con la redacción colapsada como bien ilustró Makoki la mayoría de los foreros han hecho un alto en la lectura y se han ido a vomitar.
Nada más llegar a pie de vía, los dos peludos, a piñón fijo nos situamos en la vertical del diedro asegurados de un puente de roca más bien regulín. Pongo un alien para reforzar la R0 y miro no sin aprensión el oscuro fondo del pozo de la mina. Loli que demuestra más vista y razón se asegura en tierra en un parabolt que hay antes del flanqueo previo al diedro fisura. ¡Hombres!
Como vamos tres y mañana es jueves pues voy en medio. Esto me permite hacerle fotos a la jefa desde distintas perspectivas. Aliciente, además de esta piada, es que resulta enormemente más agradable ver las fotos de Loli que el careto de Ramón o el menda.
Loli en diversas fases del primer largo con el ominoso agujero siempre en la vertical.
¡Vaya estilazo que tiene mi niña!
Ramón ataca el segundo largo levantando el alerón (no pretendía rimar sino poner pie de foto)
Es justo decir que nada tiene que ver el equipamiento original con el actual. Entonces había spits y muy alejados. Hoy todo ha cambiado. En algunas cosas a mejor.
A continuación una secuencia de fotos de Loli en el segundo largo.
Del ambientazo en pared que esperábamos nada de nada. Otra cordada escala la Jesús Gutierrez o como se llame y poco más. El día está nublado y respecto al día anterior la temperatura a la sombra ha bajado cerca de 8º C lo que se agradece enormemente.
Una vez en la repisa pateamos la empinada y siempre penosa cuesta que enlaza los dos paños de pared (aquí he utilizado una expresión frecuente de D. Manuel que espero que de su venia a esta intrusión estilística).
De la Patricia no me acuerdo de nada. Si del porqué del nombre. Jesús Ruiz en aquella época practicaba distintas técnicas de ligue (ninguna le funcionó demasiado bien). Una de ellas era poner el nombre de las posibles novietas a las vías. Esta además practicaba la gimnasia rítmica y Jhesus intentaba impresionarlas con su habilidades en la escalada y con la promesa de la que su nombre pasara a la historia, pero ni con esas.
El largo de la llastra que mantiene su sabor original, salvo un parabolt en el paso de la placa, en el resto perduran clavos ponzoñosos y ya treintañeros, y del que no me acordaba de nada es una auténtica pasada. Disfrute en 3D.
Al llegar a la reunión del pino previa a la travesia columbró los parabolts que unos metros más arriba se dirigen al ojal característico. Ramón me saca de mi error diciéndome que corresponden al Espolón Cipol.
La travesía es fácil y chula, vamos, que lo tiene todo. Según voy escalando vislumbró unos parabolts nuevecitos que jalonan el muro central de la pared de la mina. No sé que va por ahí y si llegará a algún sitio pero antes de llegar a la reunión ya se que por ahí saldremos.
El menda en la travesia fotografiado por Loli.
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Cabeçó Mix: O como pasar buenos ratos echando pan a los patos...
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Tras llegar todos a la reunión salgo en travesia ante la incógnita de Loli de si los parabolts llevarán a algún sitio. En el peor de los casos, pienso, recularé y volveré al agujero.
Tenemos suerte y tras unos metros hasta alcanzar el centro de la pared los parabolts se enderezan marcando la salida en vertical. En este tramo se concentra la mayor dificultad del largo. Unos primeros pasos sobre roca dudosa conducen a un paño compacto donde habrá que apretar. En cualquier caso el largo merece la pena y permite acabar en la arista cimera quedando una combinación de categoría.
Las fotos del último largo.
A llegar a la arista compruebo que su ancho es mayor de 50 cm y que con tiento se puede atravesar sin dificultad y entonces vienen a mi recuerdo las advertencias de los “grandes escaladores” del Centro Excursionista de Alicante de la década de los setenta acongojándonos sobre los peligros y dificultades de dicha arista. Y no puedo dejar de pensar el inmenso daño que hicieron a la escalada tamaña caterva de “GILIPOLLAS”.
De la arista se baja en dos rápeles, el segundo aprovechando la reunión de Caronte Aguarda. Y si que va a aguardar pues a mi no me ven en la laguna Estigia ni harto chocolatinas y es que si bien el segundo largo se ve compacto, el primero da pánico. Todo lajas inestables y roca de calidad más que dudosa. Así que las dos monedas que tenía reservadas para el barquero me las gastaré en cerveza.
Como en la arista no cabíamos, la foto de cumbre nos la hacemos justo donde empezamos.
Y aquí acaba esta piada que no relata ningúna actividad de relumbrón, sino el grato día que pasamos a la sombra de las paredes del Cabeçó con mi añorada y ahora siempre lejana Alicante.
Saludos y buenas escaladas.
PS
Y a ver si piamos que leer, leemos todos.
