La primicia ya la ha dado Diego. Ahora toca un poco de rollo, antecedentes, recorrido, dificultad, material y otros comentarios que para algunos serán de utilidad y para otros no, pero como los pimientos de Padrón que unos pican y otros no.
Todavía estoy alucinado. No acabo de creerme que en una sola jornada hayamos dado cuenta de la vía que pretendíamos abrir. No es que sea un prolífico aperturista pero desde luego, en mi opinión y creo que compartida por el Figura, es la mejor vía que hemos abierto. Un viote, vamos. Ya sé que tendrán que venir repeticiones para confirmar calidad y grados, pero esto es como cuando un se examinaba, la sensación al acabar es la que cuenta, el resto se va diluyendo como azucarillo en café.
Hace poco más de un mes cuando tuve ocasión de repetir Getto Blaster, mientras Ramón escalaba y le aseguraba furtivas miradas se me escapaban hacia la aguja superior. Entonces colegí que entre la Silphara y el Vuelo del Aguila cabía una vía. No sabía como ni que acabaría saliendo pero que por ahí quedaba por hacer.
Ese mismo día, o quizá días después, la memoria me gasta malas pasadas hablé con Diego. Le dije que lo que había visto y que mirara la foto que hay en el libro del Mercury. Al rato me llamó y me dijo : “Mestre, por ahí no cabe nada”. Yo le contesté que mirara la foto frontal, que ahí se veía todo más claro y con más detalle. Miró y confirmó lo que yo le había comentado. Entonces Diego estaba en mitad del desierto y su maltrecha espalda no le daba ni para soñar con escalar en breve, pero como la vida te da sorpresas…
Alguien pensará y acertará. Si, la semana pasada fuimos al Mascarat con la intención de hacer la Silphara y ver las posibilidades de la nueva vía. In situ el recorrido variaba, pero era indudable que cabía. Ya en la aproximación y viendo la cara noreste un diedro fisurado en la parte superior estaba pidiendo a gritos que alguien lo escalara.
Los planes para el fin de semana nos conducían al Peñón. Pero como los planes al final son como una declaración de intenciones, al final se quedaron en eso, planes. Al final nos íbamos al Mascarat a ver que salía de la idea original.
Poco antes de las ocho y media esparcíamos el material en el entrante donde ahora se cambia de sentido para tener que portear lo menos posibles. Y no es cuestión de vagancia sino de que nuestros lumbares ya no dan para más.
La idea era dejar en pared el mínimo material fijo, y aún así íbamos cargados con casi 20 clavos, 17 parabolts, 5 plomos, todo el material flotante con números repetidos, petate, taladro, tres baterías y tres cuerdas. Afortunadamente llegar al puente es cuestión de minutos.
Ya en la reunión común al inicio de la Silphara organizamos el material y me cuelgo los trastos. No hay mucho que discutir. Desde que empezamos a escalar juntos cada día empieza uno la vía, así ni hay discusión, ni hace falta mirar el croquis. La semana pasada empezó Diego, ahora me tocaba a mi.
El primer largo ataca un muro gris compacto de buena roca en busca de una oquedad bien visible desde abajo. Desde el primer metro la escalada promete y poco a poco voy superando el muro. Un clavo protege la primera parte. A partir de ahí y hasta la reunión solo encontraremos un cordino en un puente en la cueva donde hace la primera reunión la Silphara (6b/c).
El “tomate” del primer largo está a partir de la oquedad. Un paso largo y obligado te permite salir a la placa y tras unos pasos finos se accede a la cueva. De aquí y en travesía ascendente a la derecha se supera la mentada cueva con roca 100% peñonera hasta alcanzar el borde superior derecho por donde se accede a la placa que unos metros de escalada por roca delicada te lleva a una mínima repisa donde montamos la primera reunión.
Primer largo cañero, obligado y chulo. La cosa ha empezado bien.
El segundo largo hace en común con el Vuelo del Águila los primeros metros para luego irse hacia la izquierda. Un buril roñoso y una multipresa del año de la “Polka” son testigos mudos de intentos previos.
La primera parte surca una zona de roca delicada donde hay que prestar atención. Un clavo será la única señal de nuestro paso, aparte de manchas varias de magnesio. Tras superar un pequeño techito sobre el diedro se franquea a la izquierda para alcanzar una fisura sobre roca super compacta que se va cerrando según se sigue en vertical. La entrada a la reunión supone o un paso de uña y salida en libre curiosa, o un tramo bastante cañero (6c) donde habrá que echarle algo de morro.
La idea original era surcar el muro que hay a la izquierda del diedro de la media luna de la Silphara por donde se pudiera.
Desde la reunión una serie de fisuras que se abren y cierran hacia la derecha nos invitan a cambiar de idea y tirar por ellas.
La primera parte del largo es pura fantasía. Escalada atlética con protección flotante y roca súper buena. Al final las fisuras se cierran y sobre nuestras cabezas queda un muro compacto con varios agarres estratégicos. En este tramos han quedado dos parabolts. Habrá que sudar un poco para llegar a ellos y tras el último y un cambio estratégico de manos sobre un agujero se franquea el muro hacia la derecha. El tramo desde la reunión hasta que se sale al espolón es bestial, de lo mejor que he escalado en tiempo (6b/c).
De ahí y como no quiero tocar el Vuelo del Águila tiro por una canal abovedada por la derecha. Como no veo color más alla, franqueo por otra oquedad hacia la izquierda. Ahí me espero pues viene Silvia (espero no haber errado con el nombre. Sería un error imperdonable por mi parte) que con Jota escalan el Vuelo del Águila (VdA), y he montado un lío con las cuerdas de mucho cuidado.
Una vez pasa franqueo otra vez a la derecha por la base de una cueva rematada por un desplome, que al final se supera por la izquierda a pocos metros a la derecha de por donde va VdA. A la salida del desplome, chulo y con muy buen canto hemos dejado un cordino azul en un puente. (No obstante, tras esta descripción no me extraña que todo el mundo se haya perdido).
La tercera reunión se hace a la derecha de la placa tras el desplome en un diedro inclinado bajo un desplome.
A partir de aquí se hacen unos 6 m en común con VdA para desviarse a la derecha nada más llegar a su reunión. Este largo, si bien es el más fácil, es una pasada. Buena roca y agarres por todas partes. Puentes de roca y fisuras para proteger por doquier. Ya era hora que algún largo nos diera algo de tregua.
La cuarta reunión se monta justo debajo del diedro fisurado terminal. No tiene pérdida pues desde la carretera cuando una viene desde Maryvilla si mira a la aguja superior es imposible no verlo.
La primera parte resulta peleona pero se deja escalar. En el segundo tramo una fisura paralela sin pies ni manos buenas no me queda más remedio que hacer un par de pasos de A0. Faena para las “máquinas” que tengan a bien repetir la vía, liberar el único tramo que se nos ha resistido.
Otro diedro, ya más amable nos conduce a los dos parabolts de la salida del Vuelo del Águila.
Llego arriba reventado pero totalmente eufórico. Solo tengo ganas de que llegue Diego y darle un “achuchón”.
Aún quedará “pozar” el petate que se engancha en todos sitios y tiene que ser liberado por Diego para yo lo pueda izar.
Al final nos abrazamos en la cumbre. Ninguno de los dos puede disimular la alegría.
Todo ha salido a pedir de boca y en una larga jornada hemos dado cuenta de una vía de categoría (a falta de confirmar).
Solo los parabolts de las reuniones, dos clavos y dos bolts han quedado en pared.
La bajada será otra historia. Cargados como burros con la noche cayendo sin remisión vamos oteando las fitas y ansiosos esperando llegar cuanto antes al coche. Lo malo es que cuando uno está cansado los descensos se alargan eternamente…
PS1
Silvia y Jota. Pediros disculpas por las piedras que tiré y que os debieron aconcojar y acogotar.
Por fin puse cara a Jota que desde hace años ya conocía a través de Matxinklimb.
Silvia siento el lío del final del tercer largo, pero iba perdido y no sabía como iba a salir sin tocar el Vuelo del Águila y cada vez que hacía una travesía miraba para abajo y pensaba en la “ostia” que me iba a dar como en cada franqueo no aparecieran los mínimos agarres que me permitieran pasar. Un gusto conocerte.
PS2
Día de encuentros. Cuando estábamos en el puente paro Ximo que llevaba en moto a su preciosa hija Silene a un entrenamiento, ahora no recuerdo de qué. Imagino que al principio pensaría que íbamos a reequipar las reuniones de la Silphara pero cuando volvió paró de nuevo y nos hizo alguna foto desde abajo. Un placer verte de nuevo.
PS3
Pocas fotos hemos podido hacer y hoy no me da para más. Subiré el croquis y la foto de cumbre y mañana, cuando encuentre un rato, más.