Ahora lo tengo ya claro. Por fin se me apareció la luz. Como un amanecer frío y diáfano: Diego me vuelve a engañar.
Poco antes de las siete de la mañana llegaba a la segunda rotonda de Játiva. Existía una posibilidad, solo una, pero yo aún seguía con esperanzas. Todo se desvaneció cuando giré a la derecha y allí bajo la luz mortecina de una farola que no han limpiado en años estaba él. Su sonrisa sardónica le delataba, más aún el chorrete de kétchup que se le escapaba por la comisura de los labios. Me engaña y no me lo dice, prefiere la nefanda carne picada de una trémula y tierna ternera a un solomillo de buey viejo.
Subo al coche, ya me he hecho a la idea, le saludo y él intenta farfullar algo ininteligible que suena a “ffueno cccías”. Contesto, mi dignidad y educación están por encima de todo sentimiento. Me siento peor que un apache en la reserva, con las plumas cercenadas, la pipa quemada y el carcaj sin flechas y un arco que ya no tiene sentido portar. La mejor forma de resarcirse es ir al Tozal y repetir:
Noah Sealth
Vemos, según nos allegamos a Benilloba que los grajos vuelan bajo… No hace falta adivinarlo, cuando bajamos a tomar un café el hielo cubre todo el parabrisas de un coche. No sabemos la razón pero pasadas las siete y media el bar está lleno a rebosar. Todo hombres, recios, todos abstemios. Pedimos un café y a Diego le ponen un copazo de licor 43, que rehúsa. No le da tiempo, el que está detrás se lo echa al gollete antes de que nadie pueda replicar.
Vamos preocupados. Alguien me ha dicho que todos los vascos, madrileños y catalanes han bajado al Ponotx. Eso es lo malo de tener a d. Manuel haciendo guías tan chulas. Según terminamos la cuesta se confirman nuestras peores sospechas: el parking está a parir y además un aire reivindicativo se respira en el ambiente. Menos mal que Diego lleva un 4 x 4 y sobre dos ruedas y a 45º lo mal aparca en un rincón. El único problema es que sobre mi lado yace una mata de aliagas que me obliga a contorsiones peligrosas para mi edad si quiero salir del coche si parecer un pincho moruno recién especiado.
Pancartas de Vixca Catalunya, Gora Euskadi y Madrileños políglotas se mecen a la suave brisa matinal. Nosoros para no ser menos sacamos la nuestra, me ha costado unos calzoncillos nuevos, pero el resultado a merecido la pena: Por una Costera con puerto de mar. Veo respeto en las caras de los que allí se congregan, pero como no nos hacen ni caso decidimos coger los trastos y subir hasta el Tozal.
Día claro y soleado en todo el Ponotx
Noah Sealth es otra de las joyitas abierta por la cordada más prolífica de finales de los 90 y quizá los referentes más conspicuos en la escalada del Ponotx: Vicente Peydró, Salvador Guerola y D. Manuel Bernabeu.
Como ya hace un año cuando hicimos Penya Rotja hicimos el primer largo hoy entramos directamente por la trepada que da acceso a la repisa de donde arranca verdaderamente la pared.
El segundo largo supera una placa que poco a poco se va poniendo tiesa y difícil. La roca sin ser mala es delicada y obliga a prestar atención pues el equipamiento es escaso y se le nota el paso de los años. Los cordinos de los puentes tienen una pinta infame.
Hacemos todo el largo en libre (6b+ creo yo) y tras escalar un corto resalte y hacer una travesía fácil nos ponemos en la vertical del 4º largo, quizá el más difícil y tieso de la vía.
Diego en el primer largo.
Y en el segundo.
Saliendo del Ae del tercer largo.
La sección final ataca una zona desplomadilla rojiza con dos clavos roñosos donde hay que apretar para salir airosos.
Diego en el mismo largo:
El quinto largo supera un pequeño desplome para ya alcanzar roca gris de calidad.
Diego en el desplome y saliendo del mismo.
Y el tete en la zona gris
El sexto supera una ceja y en travesía nos movemos hasta la vertical de un paño de roca gris de calidad excepcional. Aquí la dificultad es obligada y el equipamiento escaso y viejo. El uso del material flotante es constante en cada largo.
El séptimo, más sencillo, supera zonas de rocas gris, algo más herbosas y donde podemos contemplar una zona calcinada seguramente por la acción de algún rayo.
Nos queda el antológico 8º largo. Roca gris y escalada de disfrute con profusión de la auto protección.
En poco más de 4 horas hemos alcanzado la cumbre y nos hacemos la foto de rigor. El día es espléndido aunque frío y ráfagas de viento en creciente intensidad nos deciden a iniciar el descenso sin dilación.
Mientras bajamos vamos como siempre hablando y resulta sorprendente y triste a la vez que tal día como el sábado seamos la única cordada en todo el Tozal y la zona sur del Ponotx.
En lo que se refiere a la vía creo que injustamente ha caído en el olvido, siendo una muy buena vía y con una tónica de escalada algo peculiar al resto del Tozal, no hay barreras de desplomes que superar.
Pues eso recomendaros la vía pues es muy buena. Hace ya catorce años que la repetí por primera vez, casualmente un sábado del puente de la Constitución. No me acordaba de detalles de la vía pero si que me dejo un muy grato sabor de boca.
Material:
No hace falta clavar. Un juego de camalots hasta el 3, juego de aliens y en nuestro caso un juego de tótems que no falte. Cordinos para puentes de roca y al menos un pedal.
Y por último, como están los cordinos:
Pues eso, saludos y buenas escaladas.
