Nueva vía en la sur del Benicadell. Almas Gemelas

Pues otra criatura surca los increibles muros de la sur del Benicadell.

Tras una semana con una fuerte lumbalgia consecuencia de hacer el burro, y seguramente coadyuvado por la edad, el jueves le digo a Diego de salir a escalar. Varias propuestas sobre el tapete. Al final surge la pregunta clave ¿Nos vamos a abrir al Benicadell? No hace falta decir más. Es la opción que más nos apetece.

La idea era entrar por un espolón evidente a la derecha del Penúltimo Soldurio e ir descubriendo el recorrido según subíamos. La idea, también, era abrir una vía asequible y rápida Huh

Total madrugón como el de todos los sábados. Café, más bien muy malo, en Beniarrés. Subida por la infame pista hasta el campo de almendros y caminata de 40 minutos por la no menos infame senda hasta la base de pared, adobada en este caso por unos mochilones de miedo.

Llegamos a base pared. Sudamos como "cerditos". Por primera vez entiendo el goteo continuo de sudor de Rafa Nadal.

Nos ponemos a mirar y si bien por abajo vemos algo, por arriba lo que nos gustaba está ya pillado. Total que volvemos a mirar y reculamos hasta un muro negro que termina bajo un techo rojo a unos 50 m del suelo. Está ya decidido.

No hace falta sortear. Me toca a mi empezar. Me dirijo al muro negro y navegando primero a derechas y luego a izquierdas me pongo en la base de muro justo antes del citado techo. Ahí no me queda más remedio que poner dos parabolts, pero ya no había más que apurar. Monto la reunión y viene Diego tal bulldozer tirando todos los bloques que a mi paso me había encontrado. Dosis de martillo, dosis de serrucho, el largo queda limpio pero a costa de mucho curro y mierda acumulada.

El segundo largo ataca el desplome por su derecha. Paso de bloque para superar este y luego tramo delicado sobre un bloque muy delicado (ya no está). Luego sigue por dos muros hasta la repisa antes de la placa que destaca.

Se invierten los papeles. Ahora soy yo el que en plan Thor voy tirando para abajo toda piedra o bloque que presenta aspecto sospechoso. De hecho en el tramo que Diego ha pasado resoplando tiro un armario de dos metros de alto por unos 80 cm de ancho. Cuesta pero da gusto cuando cae. Ahora como la zona es algo herbosa cojo las herramientas de jardinería y me dedico que limpiar dejando un pasillo de dos metros quedando claro por donde va la vía.

1 clavo y dos puentes han quedado como material fijo en este largo.

El tercer largo ataca una placa gris, vertical, con una roca cinco estrellas, veremos que sale de aquí.

Para avanzar y poder en la medida de lo posible protegerse, primero voy a la derecha en busca de una sabina para después hacer una travesía de izquierdas y superar un par de resaltos. Me entrego a fondo y conforme voy llegando a la reunión me doy cuenta que mis fuerzas se están agotando, ya los últimos pasos los hago penosamente con calambres en los dedos de las manos.

En este largo han quedado varios puentes, 1 clavo y un parabolt.

Una vez montada la reunión empieza mi agonia particular. Los dedos se me empiezan a agarrotar, me resulta difícil asegurar a Diego y aunque en el petate hay algo de agua y un tubo de magnesio la bestia que llevo dentro se ha desatado. Cada vez que recupero cuerda se me enganchan los dedos, aullo de dolor y tengo que ponerme los dedos en su sitio para continuar recuperando cuerda. Para colmo la reunión es bastante incómoda y no sé como ponerme.

Llega Diego a la reunión y le digo que mi "body" no da para más. El quiere continuar. Nos deben quedar como máximo 25 m de dificultad, pero yo me veo incapaz. Al final creo que se impone la cordura y bajamos. En la repisa dejamos bastante material, para reducir el peso en la medida de la posible.

El descenso lo hacemos por unos rápeles que hay a la izquierda, a unos 25 m. En dos rápeles nos pondremos en base de pared.

Cuando alcanzamos el suelo son las nueve menos cuarto. No nos habría tiempo a acabar, o bien habríamos salido bien de noche.

De este primer día nos queda el cansancio y la satisfacción de haber abierto tres largos duros, obligados y hasta algo expos.

También nos llevamos a casa bastante mierda de la pared.