Escapada rápida a una de las mecas de la escalada francesa…
Les Calanques es uno de esos sitios a los que “hay que ir”, que nunca vas: que si hace calor cuando te pilla de vuelta de Alpes en verano, que si roban en las furgos, que si tal, que si Pascual, al final nunca encuentras el momento.
Tendremos que ir a Marsella. El Parque Nacional de Les Calanques está prácticamente dentro del casco urbano de la ciudad, al sur de ésta. Desde Alicante salen vuelos muy baratos, y si los coges con suficiente antelación, junto con el coche de alquiler, es una opción a tener en cuenta porque vas por 4 chavos. Nosotros pillamos un apartamento cutre para dormir, cerca de las entradas a las calanques de Sormiu y Morgiu (“calanque” en gabacho significa “cala”). También hay campings cerca (buena opción cuando vas en coche propio), y un albergue-refugio dentro del parque, cerca de Cassis (no sé cómo estará).
Marsella es una ciudad atípica para ser francesa. El caos reinante, la gente, no sé, parece más que estemos en España (en las 3.000 viviendas de Sevilla, por ejemplo…). En Marsella, a los bebés, en cuanto saben decir “papá” y “mamá”, y dejan de gatear para andar de pie, lo siguiente que les enseñan es a romper ventanillas de coches, es como una costumbre arraigada desde vete tú a saber. A hablar aprenden después.
Bueno, igual he exagerao un poco…, la verdad es que a nosotros no nos hicieron nada. Bien es cierto que todos los días dejamos el coche absolutamente vacío y con la bandeja del maletero subida y la guantera abierta.
Los accesos varían según vayamos a los diferentes sectores. Hay que tener en cuenta además que es Parque Nacional, y está sujeto a multitud de restricciones. Algunas afectan a estos accesos, que sólo están abiertos al tráfico rodado en épocas concretas (ahora por ejemplo), obligándonos a patear unos cuantos kilómetros más, otras a la escalada, con prohibiciones por nidificación en unas cuantas paredes. Está prohibido vivaquear, fumar, y unas cuantas cosas más (mear se puede).
Las mejores épocas son primavera y otoño. Se puede escalar todo el año, pero para hacerlo sin sufrir hay que conocerse muy bien todos los sectores.
Otro factor a tener en cuenta es el “mistral”, viento (fuerte y frío) del NW que se enfila por el valle del Ródano y que sopla unos 200 días al año (como el cierzo, pero gabacho). Este factor es determinante para decidirse por unas paredes u otras, y buscar abrigo según haga más o menos aire.
LA ESCALADA
La guía nueva de Calanques está muy bien en general, lo “malo” es que tiene unas 600 páginas y vienen algo más de 3.000 vías, y eso que no salen sectores muy cercanos como Cap Canaille o La Ciotat.
Y es que Calanques es uno de esos sitios que necesitas nacer allí para llegar a conocerlo a fondo.
Aunque hay muchas paredes “al interior”, las paredes más emblemáticas son siempre acantilados que nacen del mar. Esto supone una dificultad añadida, pero también le da un extra indudable por el fabuloso ambiente en que se desarrolla la escalada.
Con tantísimas paredes y vías, encontraremos todo tipo de escalada: deportiva, tapia, equipada, semiequipada, limpia (o con material totalmente inutilizado), vías pulidísimas, vías de tacto increíble, desplomadas, tumbadas, de placa vertical, de cantos ínfimos, o romos, o de pillar buen cacho….
Lo que sí que vamos a encontrar siempre (o casi siempre) es una aproximación entre larga y muy larga, y lo mismo diremos de la vuelta. El hecho de no ver las paredes, al atacarlas desde arriba, junto con el laberinto de senderos, caminos, vallecitos y demás, hace que además las posibilidades de perderse sean grandes (imprescindible mapa del IGN francés de Marseille-Calanques-Cassis 1:15.000.)
En muchas ocasiones toca rapelar directamente sobre el mar (incluso “cosiendo” las cuerdas para salvar los continuos desplomes), atravesar paredes a media altura por viras terrosas, seguir rapelando, etc…
Esto hace que la escalada sea siempre comprometida, ya que una retirada es, las más de las veces, directamente imposible.
Las vías que hemos hecho nos han parecido entre “muy buenas” y “antológicas”. El grado, desde “barato” hasta “marciano”
Lo cierto es que, con la información disponible actualmente, y con algunos consejillos de algún conocedor de la zona, resulta fácil acertar, ya que el número de vías “5 estrellas” es altísimo.
Creo que volveremos
Hala pues, besos y eso
